martes, 30 de junio de 2020



Somos una expresión fractal del universo, esa combinación azarosa de la naturaleza en el proceso de entenderse a sí misma. La mecánica de explorar todas las posiblidades infinitas entrelazadas.

Somos el sueño elegido por la conciencia universal, una suerte aceptada que entiende cualquier resultado como válido a ser vivido, necesariamente.

Nuestra existencia es un viaje de exploración sin condiciones, una inmersión olvidada para dar cabida al libre albedrío.

La realidad, tan densa desde nuestro sistema biológico, nubla el punto de partida. El peso del transcurso de la existencia depende de la capacidad de recordar del ser consciente.

El ser humano opera desde sus sentidos, apreciando ilógico el sentido de su vida presente. Atrapado en el tiempo, buscando respuestas, persiguiendo ideas, abrazando religiones.

No existe un fin, no existe intención, ésta es humana y anclada a la satisfacción concreta. Seres supremos no definen lineas del bien y del mal. Ambas son creaciones subjetivas del tejido moral  que nos observa y juzga.

Hemos despertado aquí porque así lo ha convenido el adn universal. Un regalo nacido desde las entrañas antes de siquiera manifestarse en nuestro mundo consciente.

La auténtica realidad, atemporal e infinita, se revelará cuando se apague el ordenador en el que nos encontramos maravillosamente atrapados. Por un instante, preludio del despertar a un sueño nuevo.



martes, 30 de noviembre de 2010

¿POR DÓNDE ÍBAMOS?


Sigamos hablando, tu y yo somos diferentes.
Sentados sobre el cuarto movimiento de la ley innata seleccionamos los claros de cielo y los respiramos.
Un día tan ámbar como el trasluz de un vaso de cerveza compartido nos dejamos enredar.
Cruje la madera húmeda en este puerto de piratas y el sabor bucanero de la espuma sazona el dolor de las grietas.
Seducido por la conversación de tu cigarro me convierto en frase célebre de prematuro licenciado en amistades.
Los marineros ya abandonaron las barcas, ahora surcan por nosotros, salpicando de olas nuestro dicurso.
Empujamos el firmamento hasta hacerlo estallar ahí arriba, contra la nada que todo lo ve. Esto sí es vida.
Acorralamos las intenciones de los dioses, cautivamos mitos, abanderamos revoluciones hasta devolver el rojo original a un cielo disfrazado de naranja filibustero.
No podemos tambalear, como al taburete que cojea le endoso un papelillo a tus palabras para que nos sigan siendo útiles, firmes.
Se que tu lado de la mesa es el final de la tierra y que mi bahía sigue financiando tu descubrimiento.
Desentumecemos la tarde marinera para volverla a contagiar de nuestro cruce de piernas eterno.
A carcajadas, no puede ser de otra manera. Salud!
Sigamos hablando, ¿por dónde ibamos? ah si, tu y yo somos diferentes...


sábado, 26 de junio de 2010

INVISIBLES


Olvidé mi identidad para comprender tu nombre y me abrazaste con tanta fuerza que nos volvimos invisibles. Nadie lo entenderá, por eso es así de nuestro, así de perfecto.
Qué importa lo que digan los corazones en minúscula si no han encajado jamás a la izquierda de un pecho. Somos únicos, tú por serlo, yo por intentar dibujarte con palabras.
De cuclillas rodeo el reloj del que (de)pende nuestro anonimato, tejida de luz nuestra mañana se deshilacha hasta volvernos reales. No dejes de mirar de cerca las grietas de mis labios, acércate como si alguna vez hubiesemos existido de verdad. Nos recordarán por desaparecer para siempre.
Para tí si soy, nos estiramos en direcciones opuestas y nos hacemos libres.
Tu madurez no tuvo infancia si pretende ser honesta consigo misma,
pero tu sonrisa se torna siempre más sólida que la mismísima fe.
Disculpa si aún no te he dicho que al otro lado de mis manos se siguen extinguiendo las caricias que no te he dedicado.
Sin censuras, seremos leyenda cuando todos quieran entender lo que no les ofrezco.
Me eclipso al ritmo que impone el secundero de tus lucubraciones y no exigo nada a cambio, me dejaré llevar, prefiero remolino de callejón que placa de avenida.
En tí sencillez es arte imantado, hay más verdad en uno de tus atajos que en todas las macetas que enredan mis balcones. A veces trepas como un caracol hasta mi azotea, te espero tocando guitarras de una cuerda para hacerte el trayecto más fácil. Me basta con imaginar el resto de acordes que creas para nosotros, sabes que sólo dejaré de escribir cuando comience a sonar tu canción preferida.

jueves, 4 de febrero de 2010

NUDOS DE BUFANDA


Al fin...
Me prescribiré sin receta, hoy puedo salirme rentable.
Se acabó el papeleo y se acabó el trámite de mí con el resto.
No soy un producto conspicuo, pero me diseñé para un día ser capaz de admirarme, de elegirme. ¿Por qué no?, de entre todos, no sería tú, ni un reflejo de tí, o peor, un espejo imperfecto de mí.
Ahora soy mucho más de lo que dice el cómputo de lo que fuí y de lo que creían que era.
Caminé contra la rotación natural para evitar la noche y el amanecer acabó abrasándome los pies. Es lo que tiene ir contra la lógica, andar descalzo y que el mundo sea redondo.

Todo cambió. Frené la inercia normal, la tendencia pendular preestablecida y acogí la ablución inminente.
Dejé de contradecir para poder pensar, siéndome hombre, siéndome justo.
Me había empeñado en evitar lo que no quería querer y no en lograr lo que quería querer. Parecía igual, pero no lo era.
No sale tan caro compartirse uno mismo cuando hacemos que la tierra deje de girar,
atamos el columpio al árbol y elegimos cúal debe ser el movimiento siguiente: -hacia delante, hacia atrás-, armónico el resultado arqueado de mis piernas ahora.
La sinfonía equilibrada se autocrea en el pentagrama de mis rodillas, vira el sentido de un nuevo ciclo.

Hay medias con carreras perfectas y hay prisiones con nudos de bufanda,
también palabras más estrechas que la separación entre los pilares que sujetan todo lo que existe,
de lo que es bueno y es malo, de lo que parece serlo y de lo que yo mismo considero recto o torcido.
No se declina la balanza porque me sitúo en el mismo centro del todo.
- Hoy es el día, hoy es el instante- y no es que esté en él, sino que lo he creado yo.



Para compensar la última entrada

viernes, 28 de agosto de 2009

TALENTO OXIDADO


Me espías con la visión del nazareno
y se descubren los días sin luto,
si no fuera por las aberturas descosidas,
jamás me vería abocado a la penitencia.

Por el agujero del bolsillo
tu deuda se escurre,

Seguimos siendo,
ahora somos...

Verbos sin diccionario
trepando la estantería
buscando significar,
sin que nadie sepa pronunciarnos.

Músicos enfrentados
creando silencio;
sin talento no cicatrizamos.
no odiamos,
solo dejamos de amar para siempre.

Cada artista con su vela
compone su penumbra.
tu defines la sombra del mastil
yo afino la clavija oxidada.




Detesto a Amaral pero esta canción además de salvarse de la quema es perfecta para subrayar lo dicho. Buena música y mejor letra (Amaral se la dedica a Enrique Bunbury en respuesta a su canción "puta desagradecida" tras la lucha por ser teloneros de Bob Dylan)

sábado, 18 de abril de 2009

REDOBLE DE PACIENCIA

Metro de Madrid informa;

“Los trenes circularan toda la mañana con retraso por crisis de identidad.
Los minutos del reloj digital suspendido en la estación sufrirán de hiperventilación
intermitente.”

Dilataba la resignación su respiración precipitada, exhausta, al ritmo que marcaba el
pulso en mi nuca.
Escucho su agonía.
Era el éxtasis del tiempo que se transmitía como una plaga inclemente por el andén.

Tu no estas aquí… pero yo tampoco.

Miro al suelo y lucho por esquivar a los seres arremolinados en un ángulo de mi visión periférica, acechando la pupila.
Sus reflejos vítreos me punzan una y otra vez en un sinsentido de caricaturas, provocándome.
No pienso examinaros.
Cierro los ojos. Siento consuelo súbito.
- Alguien debió prohibir que me acostumbrara a esto. No quiero ser un experto en
diagnósticos de subsuelo-.

Viejas sensaciones, de nuevo. Condeno la corriente atérmica que murmura por
los pasillos, desconcierta mis tobillos con su frío – calor. Ahora recorre mis tibias y
cala las rodillas. Si, está en ascenso.

Me descuido. Se rebela un párpado, cedo.
El atrevimiento de volver al espacio descubre una colilla entre mis zapatos.
Claridad en el abismo. Te pienso. Tu perfil fumando. - Dame una calada antes de embarcar…-
Sonrío sin arquear los labios.
Te diluyes. Maldigo al ser anónimo que hace chirriar al coloso de acero en su frenada y
me aparta de ti. Atropella tu recuerdo.
Hace rugir un silbido ensordecedor tras los cristales tintados.
Quizá él tenga su propia colilla… no, es imposible. Alguien sin rostro no debería tener
sueños.

Salvo el vacío y me dejo devorar por las fauces de la bestia, un día más.
Los latidos inertes de los entes que agonizan a mi espalda verifican que el estómago de
la ciudad aún no ha sido saciado, destapará su lengua viperina para granjearse nuevas
victimas que colmen su apetito.


Compruebo mi peaje. Un euro bajo la lengua para pagar a Caronte. Ese es el precio.
El alma esta de oferta en la capital. La orilla estaba infecta de billetes a un euro.
La góndola subterránea surcaba el Hades mientras la cintura de la gruta se ceñía más y
más.

-Quisiera que viajaras conmigo. Sin hablar pero cogidos de la mano.-


Os observo y no veo más que frentes enlatadas sin cobertura.
Es temprano para abrir un bloc de notas. No me obliguéis.
Me asfixio pero aún no estoy enraizado a las vías. Vosotros sí.
Encallecidos. Sumisos. Debo confesaros que nuestros encuentros mudos
cada día me marean más.
¿Es este vaivén esquizofrénico? No, es el aliento de vuestras entrañas.
No me mires así, es lo que pienso de ti también. He madrugado demasiado para ser
indulgente.

Algo se anuncia en mis sienes...ah si, otro redoble de paciencia.

Siento como el vagón se funde, nacen las primeras gotas de sudor en los cristales de
emergencia y el traqueteo provoca una competición de deslizamientos. A las figuras
pétreas no les parece interesar el espectáculo de su propia decadencia. Se
desenrosacan los tornillos. Ansiedad.
Busco refugio en mi propia claridad, pero estoy anegado en esta profundidad
clandestina. Nadie percibe que me estoy descarrilando.

Necesito una bocanada de aire fresco que purifique el tóxico que recorre las arterias de
la urbe. Noto el veneno pidiendo paso en mi garganta. Ahora no puedo abdicar.
Sólo una parada más.

La encuetro. Te encuentro -Agárrate a mi-.

Silencio abrupto. ¿Interminable?
No.
Vuelvo a perder la verticalidad.
Me abandona tu tacto. Estupefacto me compruebo, no he naufragado. Justo al tiempo que se acaba tu analgésico,
la corriente comienza a sosegarse.
Los remos descansan su esfuerzo y el animal nivela sus bocanadas hasta desembocar en una
gran expiración.

"Atención, estación en curva, al salir tengan cuidado para no introducir el pie
entre coche y andén". Otra voz sin dueño se cernía sobre la caverna y advertia
de los peligros mas contingentes del averno.
Mi designio se escurrió por el hueco anunciado. Mis extremidades, por el contrario, no.
Ne apoyo en ti, me impulso y me sigo proyectando.

Aire menos denso de ipso facto. Permite el avance.

Ladeo el cuello. Los caudales de zapatos y tacones trataban de desembocar
en una única corriente de calzado. Acompasados,casi sincronizados.
Energías ambigüas subiendo escaleras programadas.
Las siluetas mecánicas marchan y calculo la proximidad de un óxigeno menos adulterado.
Voy hacia él.-Ven hacia mi-.
Te recibo. Con mucha más vehemencia, ahora. - Inspira conmigo -

Se desprende el techo. Estamos cerca. -hemos sobrevivido-. Por el momento.
El asfalto saluda con su gris despertar a los pensamientos en remolino. Giramos.

Esquivo el último escalón.
Sólo ocho horas de trabajo por delante. Se tambalea la peonza y su costado rueda
irregular por el suelo hasta detenerse.

Ajustas mi corbata y estiras tu nariz en dirección a mi barbilla. - Gracias, creo que el
resto lo alcanzo sólo- Te susurro.
A la vuelta imploraré que me rescates aspirando los destellos que se cuelan
en tu Purgatorio.
-Quédate aquí y custodia mi paciencia-. Llego tarde.

Cada vez más lejanos, más remotos, los tambores repican.
Redobles, redobles. Se distrae en los códigos de barras que gestionan en el pavimento la
prioridad del más débil.
Redobles, redobles, se acentúan en las cajas herméticas que recorren frenéticas la
columna vertebral de los edificios.
Tercera planta.
Redobles, redobles, se expanden, se alivian, se traducen.
Y te tengo dentro. Y quiero extinguirte. Pero no te consumes…

............................

............................

…Otra vez aquí, pero parece que comienzo a sentir la planta de los pies.
Es primavera y percibo que algo esta cambiando. Supongo que seré yo
mismo.
Este hormigueo agradable en mis pestañas. Si, puede ser el motivo.
Déjame cinco segundos nada más, que nadie me desvele. Estoy aprendiendo disfrutar de
los intervalos que se detienen entre el cielo y el infierno.
He conseguido zafarme de la fijación que sufre el resto de mortales.

Nada tiene que ver el carnaval de aceras allá en la superficie que penetra con luces de
otro decorado. Tampoco el polen que se cuela por las alcantarillas tiñendo las canas
desgastadas del invierno y convirtiendo al metro en un enfermo menos alérgico que
el año anterior.

La única razón real es que sigues aferrada a mi mano, compañera de viaje. Me guías por
los callejones de este laberinto de lombrices. Refugiados. Me enseñas que es posible
amar por goteo desde aquí abajo. - Espera junto a mí al verano- . Ya queda menos.

Estas aquí, yo también. Me basta con suponerte ahora que te presentas nítida.
No hay punzadas, no hay asfixia, no hay frenazos.
Estoy dormido como un recién nacido. Mecido en este abismo, me dispongo a visitarte.

Me aproximo desnudo, libre de prisas, libre de redobles, libre de trayectos bajo
Madrid.

Despierta, no sueltes mi mano. Nos bajamos en la próxima estación...


sábado, 21 de marzo de 2009

GRAVEDAD De Tu Recuerdo


Bombeo un recuerdo,
entorna mi frente
y se desliza sin nombre
huérfano.

No se detiene...

Impulsa intermitente
el riego en mis manos
pesadas,
bajo la lluvia
artificial,
que resbala el cuerpo
de los hombres.

Y no se detiene...

opaco, lejano,
gira sin rostro,
humedecen mis ojos.
en privado, solo tuyo,
fijo un punto.

Y no se detiene...

Hasta la suela de mis zapatos.
caracolea su forma
helicoidal,
sin ángulo,
imposible,

y no se detiene...

Dibuja un lazo,
se esconde entre mis cordones

... se detiene.



Una hoja traza un circulo
en una caida perfecta.
La gravedad intuye el recorrido
una y otra vez
de obligado cumplimiento.

Hormiguea en mis tobillos
y la ciudad se debilita.
No hay rincón ni refugio
para las prisas que tiene el suelo.