martes, 30 de junio de 2020



Somos una expresión fractal del universo, esa combinación azarosa de la naturaleza en el proceso de entenderse a sí misma. La mecánica de explorar todas las posiblidades infinitas entrelazadas.

Somos el sueño elegido por la conciencia universal, una suerte aceptada que entiende cualquier resultado como válido a ser vivido, necesariamente.

Nuestra existencia es un viaje de exploración sin condiciones, una inmersión olvidada para dar cabida al libre albedrío.

La realidad, tan densa desde nuestro sistema biológico, nubla el punto de partida. El peso del transcurso de la existencia depende de la capacidad de recordar del ser consciente.

El ser humano opera desde sus sentidos, apreciando ilógico el sentido de su vida presente. Atrapado en el tiempo, buscando respuestas, persiguiendo ideas, abrazando religiones.

No existe un fin, no existe intención, ésta es humana y anclada a la satisfacción concreta. Seres supremos no definen lineas del bien y del mal. Ambas son creaciones subjetivas del tejido moral  que nos observa y juzga.

Hemos despertado aquí porque así lo ha convenido el adn universal. Un regalo nacido desde las entrañas antes de siquiera manifestarse en nuestro mundo consciente.

La auténtica realidad, atemporal e infinita, se revelará cuando se apague el ordenador en el que nos encontramos maravillosamente atrapados. Por un instante, preludio del despertar a un sueño nuevo.